lunes, 23 de junio de 2014

soy




La necesidad, hambre,  sentir …
La idea es siempre la de confiar y caminar aprendiendo juntos, sumisa y Amo.



Lo necesario no es lo que a veces queremos... ni siquiera es lo que tenemos o podemos buscar, pero no como la que busca porque va a comprarse un vestido… o una casa.
Es una búsqueda íntima, en lo personal… es una  investigación en la que vas a darte por entera, sin miedos, sin pasos en falso… con la fuerza que se siente cuando sujetan tu mano y la atesoran, cuando confías.

Siento que lo necesario es aquello que nos puede hacer soñar, que nos llena el alma, que nos aplaca, nos tranquiliza, nos adormece, acomoda … pero que también  sacude el cuerpo y lo revitaliza, lo energiza, lo remueve, lo positiviza y nos hace buscar… más. Nos hace ir como drogadictos en pos de la dosis…. Alguien me dijo una vez que las sumisas nos volvemos yonquis de nuestra propia necesidad… de nuestro dar… de nuestro sentir y de la propia proyección de nuestra entrega

Lo que se quiere es lo que no se tiene.
Es el deseo de pertenecer, de  ser uno mismo y no estar disfrazado de lo necesario en tu ámbito familiar y/o social y laboralmente eficaz.
Es la necesidad de ser  real, de ser uno mismo.
Aunque lo que buscAmos es unir las fuerzas y hacer un camino en el que se pueda ir disfrutando, … ésto… casi nunca es fácil.

No es sencillo tratar de entenderse.
No resulta fácil tener un espejo o reflejo honesto, firme, capaz y que se interrelaciones sin mentiras…
No es fácil llegar a acuerdos, pero lo que es aún más difícil es  mantenerlos.


Cuando una sumisa se entrega, cede su esencia, hasta lo inherente a su persona, su fuerza interior y lo hace  en esa confianza de ser atendida y cuidada. Y cuando esta mágica circunstancia se dá: la sumisa se siente que ya no es de ella, pasa a ser la pertenencia orgullosa de otra persona. Es una extensión de su Amo, Su orgullo, Sus ojos y oídos, Su fuerza, pasión,  deseo…
Pero es también Su perra, Su gatita, la pantera, es, en definitiva,  su animalito… lo que Su Señor quiere que sea, donde quiera, como quiera y cuando quiera.
Es la  orgullosa y seductora puta de Su Amo.


La sumisa da el todo por el todo y lo hace  por la nada, a veces, porque lo hace en la confianza de que somete Su voluntad, a la voluntad del que es su Dueño y Señor, y lo hace  por entero, volcando  su alma, pasión, poder, confianza y sentir en su Amo.

Es así como la marca que te otorga tu Señor y que gustosa  dibujas en tu piel te hace  que reconozcas y reafirmes en tu esencia y la eleves a la conciencia de no ser ya mas tu… porque pasas a ser SUYA.
No se puede huir además de eso, es una sensación personal, que te persigue, como si tuvieses un collar auténtico… pero a la vez es  un collar en que se te graba a fuego en el alma.
El collar… ese símbolo que indica que eres propiedad de otro. El collar puede ser físico, como el que hayáis podido ver en un perro … o nó.



La pertenencia se siente o no se siente y si lo sientes es que llevas  el collar en el alma…
Es extraño pero el haber tenido collar o sentir mi collar “del alma” me hace pensar en si seguiré estando enganchada a esta cadena del que me hizo, verdaderamente SUYA.

Hay sumisas que se entregan por el puro placer de obtener un sexo libre, duro, intenso…. Podría calificarlo con mil adjetivos, pero siempre llegaríamos al mismo… es el disfrute de su deseo animal, puro y vital del sexo. Nada más lejos de mí, de mis sentimientos y de mi naturaleza, aunque disfrute cuando toca también de ello.



Tengo una amiga que me dice que si hubiese una universidad de sumisas estaría apuntada a ella…  y la creo, sin duda creo que yo también iría…  porque desde mi punto de vista la Sumisión es algo que se lleva dentro y que deseas entregar y que  lejos de ser  una mera necesidad corporal y/o física… es más inherente al espíritu… a como eres…

No me encuentro sumida en una necesidad o hambre irracional y descontrolada. Esto no es gratuito, cuesta esfuerzo, lágrimas y ratos de meditación.

Dicen que una buena sumisa no se mide por si puede o no aguantar cien latigazos sino por su “saber estar”. No sé si alguien podrá alguna vez sus ojos en mí y considerará si he aguantado, si he sabido pulir mi orgullo y si he sabido ocupar mi lugar, si he sigo una buena perra, si he sido digna….



Sé que mi silencio (o jaula) está haciendo que crezca, aunque dude de mí a veces.
(ahora estoy segura que mi amiga me daría unos buenos y nada placenteros azotes de: “toma de una vez conciencia de ti- Perra!”)

 Alguna vez he pensado que no era una buena sumisa, pero  por otro lado creo que sí que LO SOY! Pero hoy por hoy sólo espero ser  orgullo de quien me tenga.





amapola     

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