La necesidad, hambre, sentir …
La idea es siempre la de confiar y caminar aprendiendo juntos, sumisa y Amo.
Lo necesario no es lo que a veces queremos... ni siquiera es lo que tenemos
o podemos buscar, pero no como la que busca porque va a comprarse un vestido… o
una casa.
Es una búsqueda íntima, en lo personal… es una investigación en la que vas a darte por
entera, sin miedos, sin pasos en falso… con la fuerza que se siente cuando sujetan
tu mano y la atesoran, cuando confías.
Siento que lo necesario es aquello que nos puede hacer soñar, que nos llena
el alma, que nos aplaca, nos tranquiliza, nos adormece, acomoda … pero que
también sacude el cuerpo y lo revitaliza,
lo energiza, lo remueve, lo positiviza y nos hace buscar… más. Nos hace ir como
drogadictos en pos de la dosis…. Alguien me dijo una vez que las sumisas nos
volvemos yonquis de nuestra propia necesidad… de nuestro dar… de nuestro sentir
y de la propia proyección de nuestra entrega
Lo que se quiere es lo que no se tiene.
Es el deseo de pertenecer, de ser
uno mismo y no estar disfrazado de lo necesario en tu ámbito familiar y/o social
y laboralmente eficaz.
Es la necesidad de ser real, de ser
uno mismo.
Aunque lo que buscAmos es unir las fuerzas y hacer un camino en el que se
pueda ir disfrutando, … ésto… casi nunca es fácil.
No es sencillo tratar de entenderse.
No resulta fácil tener un espejo o reflejo honesto, firme, capaz y que se
interrelaciones sin mentiras…
No es fácil llegar a acuerdos, pero lo que es aún más difícil es mantenerlos.
Cuando una sumisa se entrega, cede su esencia, hasta lo inherente a su
persona, su fuerza interior y lo hace en
esa confianza de ser atendida y cuidada. Y cuando esta mágica circunstancia se
dá: la sumisa se siente que ya no es de ella, pasa a ser la pertenencia
orgullosa de otra persona. Es una extensión de su Amo, Su orgullo, Sus ojos y
oídos, Su fuerza, pasión, deseo…
Pero es también Su perra, Su gatita, la pantera, es, en definitiva, su animalito… lo que Su Señor quiere que sea,
donde quiera, como quiera y cuando quiera.
Es la orgullosa y seductora puta de Su
Amo.
La sumisa da el todo por el todo y lo hace por la nada, a veces, porque lo hace en la
confianza de que somete Su voluntad, a la voluntad del que es su Dueño y Señor,
y lo hace por entero, volcando su alma, pasión, poder, confianza y sentir en su
Amo.
Es así como la marca que te otorga tu Señor y que gustosa dibujas en tu piel te hace que reconozcas y reafirmes en tu esencia y la
eleves a la conciencia de no ser ya mas tu… porque pasas a ser SUYA.
No se puede huir además de eso, es una sensación personal, que te persigue,
como si tuvieses un collar auténtico… pero a la vez es un collar en que se te graba a fuego en el
alma.
El collar… ese símbolo que indica que eres propiedad de otro. El collar puede
ser físico, como el que hayáis podido ver en un perro … o nó.
La pertenencia se siente o no se siente y si lo sientes es que llevas el collar en el alma…
Es extraño pero el haber tenido collar o sentir mi collar “del alma” me
hace pensar en si seguiré estando enganchada a esta cadena del que me hizo,
verdaderamente SUYA.
Hay sumisas que se entregan por el puro placer de obtener un sexo libre,
duro, intenso…. Podría calificarlo con mil adjetivos, pero siempre llegaríamos
al mismo… es el disfrute de su deseo animal, puro y vital del sexo. Nada más
lejos de mí, de mis sentimientos y de mi naturaleza, aunque disfrute cuando
toca también de ello.
Tengo una amiga que me dice que si hubiese una universidad de sumisas
estaría apuntada a ella… y la creo, sin
duda creo que yo también iría… porque
desde mi punto de vista la Sumisión es algo que se lleva dentro y que deseas
entregar y que lejos de ser una mera necesidad corporal y/o física… es
más inherente al espíritu… a como eres…
No me encuentro sumida en una necesidad o hambre irracional y
descontrolada. Esto no es gratuito, cuesta esfuerzo, lágrimas y ratos
de meditación.
Dicen que una buena sumisa no se mide por si puede o no aguantar cien
latigazos sino por su “saber estar”. No sé si alguien podrá alguna vez sus ojos
en mí y considerará si he aguantado, si he sabido pulir mi orgullo y si he
sabido ocupar mi lugar, si he sigo una buena perra, si he sido digna….
Sé que mi silencio (o jaula) está haciendo que crezca, aunque dude de mí a
veces.
(ahora estoy segura que mi amiga me daría unos buenos y nada placenteros
azotes de: “toma de una vez conciencia de ti- Perra!”)
Alguna vez he pensado que no era una
buena sumisa, pero por otro lado creo
que sí que LO SOY! Pero hoy por hoy sólo espero ser orgullo de quien me tenga.
amapola