todos los días,
todas las tardes,
todas las noches,
y todas las madrugadas.
Devorarte una y otra vez
prendido en tus llamas
con la intensidad del que tiene ganas de ti,
del que sufre de hambre atrasada,
... para luego despedirme anhelándote,
porque te deseo
más que a una caricia un domingo por la mañana.
amapola
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